¿Y SI THOREAU TUVIERA RAZÓN? · LA RECETA MÁS OBVIA DEL MUNDO
Desde Ferguson Estudio llevamos un tiempo dándole vueltas a lo mismo. Vivimos rodeados de pantallas, rutinas aceleradas y espacios cada vez más alejados del pulso natural del mundo. Un alejamiento que ha dado lugar a lo que muchos llaman el "trastorno por déficit de naturaleza (TDN)": una desconexión emocional, física y sensorial con nuestro entorno natural. Basta mirarnos al espejo para reconocerlo: ojos rojos de tanto scroll y una sensación rara de estar siempre cansados aunque no hagamos nada. ¿Te suena?
La2 lo clavó la semana pasada en El Escarabajo Verde: Recetar el bosque. Sí, ahora necesitamos que nos receten lo que antes era gratis y cotidiano. Tirarse al río sin pensar en niveles de contaminación, correr detrás de una pelota sin miedo al tráfico, perderse sin GPS y sin ansiedad. Qué tiempos aquellos, ¿eh?
Decía Rousseau que “el hombre nace libre, pero en todas partes está encadenado”. Ferguson añade: encadenado al hormigón, al 5G y a una pantalla de seis pulgadas que te dice cuántos pasos diste, pero no si respiraste.
Esto no es nuevo. Lo llevamos repitiendo desde hace siglos, incluso en cuentos infantiles. ¿Te suena Heidi? Sí, la niña suiza que vivía con su abuelo en los Alpes, comía pan con queso y corría por prados a lo Oliver y Benji. Pues bien, cuando la mandaron a la ciudad, enfermó. Literalmente. Y su amiga Clara, que vivía postrada en una silla de ruedas, recuperó la movilidad al respirar aire de montaña. ¿Casualidad? No. Ya se recetaba la misma fórmula: Naturaleza.
A veces basta con probar. Una caminata junto a encinas y bosque mediterráneo de fondo, para notar cómo baja la ansiedad sin necesidad de mindfulness con auriculares.Un paseo por senderos entre bosques y dehesas, donde el único “feed” es el que crean las hojas cayendo. Sin auriculares, sin notificaciones, sin postureo. O una escapada por la Ruta de la Cuarcita Armoricana, con pueblos que aún creen en ese milagro de saludar al vecino por la calle.
El déficit existe, sí. Pero creemos también que existe la cura. Y no es una utopía reservada a los ecologistas de manual. Al final, la moraleja es casi irónica: buscamos soluciones complejas cuando la más obvia estaba siempre ahí, fuera, esperándonos. La naturaleza no necesita marketing, ni likes, ni discursos TED. Solo necesita que aparezcamos.
🌱 Y sí, Henry Thoreau tenía razón. Somos vegetal.
•• La frase
«Nuestros hijos son la primera generación criada sin un contacto significativo con el mundo natural», The Ecologist
Desde Ferguson, creemos que la curiosidad es el primer paso hacia la reconexión. Por eso, nuestros materiales —guías, rutas autoguiadas, pósteres de fauna ibérica, ilustraciones o infografías— no son solo recursos: son llaves para volver a mirar, a escuchar y a sentir el territorio que habitamos.